ESET y Digipadres analizan distintos softwares espías y de acoso, cómo funcionan, de qué manera identificarlos y qué hacer para eliminarlos de los equipos.

Centroamérica, 12 de noviembre de 2025.– En un contexto donde las cámaras web, los videojuegos en línea y las clases virtuales forman parte del día a día de niños y adolescentes, ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, desde su iniciativa Digipadres, que busca acompañar a madres, padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet, advierten sobre el aumento del uso de software espía y de acoso que pueden poner en riesgo la privacidad y seguridad de los menores. Estos programas, conocidos como spyware y stalkerware, son capaces de infiltrarse de manera silenciosa en teléfonos, computadoras y tabletas, robar datos personales, monitorear la actividad de los usuarios e incluso activar cámaras y micrófonos sin consentimiento.
Tanto el spyware como el stalkerware tienen capacidades similares, aunque sus propósitos son diferentes. El objetivo del software espía (spyware) es el robo de información confidencial, como contraseñas, datos bancarios o historiales de navegación, para luego ser vendidos o utilizados por ciberdelincuentes. Algunas versiones avanzadas pueden activar cámaras o micrófonos sin que el usuario lo advierta, permitiendo a los atacantes observar y escuchar de manera remota.
“Las infecciones por spyware pueden producirse de muchas maneras: al hacer clic en enlaces maliciosos, abrir archivos adjuntos en correos electrónicos de phishing o descargar aplicaciones aparentemente inofensivas que ocultan funciones de espionaje, el software de acoso suele ser instalado de forma manual por alguien con acceso físico al dispositivo. A su vez, dado que estos programas suelen parecer legítimos, los usuarios, incluidos los niños, pueden instalarlos sin ser conscientes del riesgo”, explica Camilo Gutierrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
En 2024, por ejemplo, el equipo de investigación de ESET descubrió un canal de Telegram que distribuía el spyware Ratel, disfrazado del popular juego de clics Hamster Kombat. Este malware podía secuestrar mensajes SMS, lo que permitía a sus operadores pagar suscripciones y servicios con los fondos de la víctima sin que esta se dé cuenta. A diferencia de un juego real, la aplicación falsa no tenía interfaz y, al iniciarse, solicitaba acceso a las notificaciones. Una vez concedido, Ratel podía interceptar mensajes de texto y ocultar las notificaciones de las aplicaciones para evitar que la víctima descubra que su dinero se estaba utilizando para pagar nuevas suscripciones.
Por otro lado, el software de acoso o stalkerware se utiliza para vigilar a una persona conocida. Puede ocultarse bajo el nombre e icono de otra aplicación, ejecutarse en segundo plano y monitorizar el comportamiento en línea, la ubicación y la actividad del dispositivo. Este tipo de programas se ha vinculado a casos de violencia doméstica, relaciones controladoras y acoso o hasta bromas entre pares. Aunque suele presentarse bajo la apariencia de herramientas de seguridad o rastreo familiar, en realidad permite un control total del dispositivo sin un consentimiento de la víctima.
En este contexto, 2021, desde ESET analizaron 86 aplicaciones de acoso para Android y descubrieron graves fallos de seguridad en 58 de ellas, lo que representa un total de 158 problemas de seguridad y privacidad. Estas vulnerabilidades no solo ponen en peligro a las víctimas -cuyos datos privados pueden quedar expuestos o manipulados-, sino que también exponen a los propios acosadores al riesgo de sufrir el robo de cuentas o la filtración de datos personales.
“En este contexto, la diferencia entre programa espía de este estilo y uno de control parental es que las herramientas para padres están diseñadas para acompañar y proteger a los más pequeños en su experiencia digital, mientras que el stalkerware actúa en secreto y sin transparencia. En este sentido, recomendamos a los adultos que utilicen herramientas de monitoreo lo hagan de forma abierta y con dialogo previo, explicando a los hijos su propósito y alcance. Incorporar estas aplicaciones dentro de un acuerdo digital familiar puede fortalecer la confianza y evitar malentendidos”, agrega el investigador de ESET.
Si crees que el dispositivo de tu hijo o hija podría haber sido infectado con alguno de los programas informáticos mencionados anteriormente, estos son algunos síntomas a los que debería prestar atención:
· ¿El dispositivo se comporta de forma diferente?: Los programas maliciosos suelen ejecutarse silenciosamente en segundo plano, lo que puede agotar la batería rapidamente, hacer que el teléfono se caliente incluso cuando está inactivo o provocar picos de consumo de datos sin motivo aparente. Estas características podrían ser una señal de infección.
· ¿Se ven aplicaciones que no se reconocen?: Estas herramientas suelen ocultarse bajo nombres como Servicio del sistema o Administrador de dispositivos. También solicitan permisos muy amplios, como acceso a la cámara, el micrófono o la ubicación, incluso no está relacionado a su función. Si se encuentra una aplicación extraña, realizar un análisis con un software de seguridad confiable, eliminar la aplicación o consultar con un experto para que examine el dispositivo.
· ¿Cambian los ajustes del sistema por sí solos?: Si la ubicación GPS se reactiva constantemente o la configuración de privacidad parecen cambiar, es una señal de alerta. Algunos programas espía modifican permisos para recopilar más información. Revisar manualmente los permisos de las aplicaciones puede revelar este comportamiento. En las computadoras, también pueden reportarse movimientos inexplicables del mouse o aplicaciones que fallan repentinamente, lo cual es otra señal de software no deseado ejecutándose en segundo plano.
· ¿Se enciende la luz de la cámara en momentos extraños?: Si la luz de control de la cámara web parpadea o se enciende cuando no la estás usando, se considera una señal de alerta.
· ¿Aparecen archivos inesperados?: Algunas herramientas de espionaje toman capturas de pantalla o fotografías y las almacenan brevemente antes de enviarlas a los atacantes. Aunque estos archivos desaparezcan rápidamente, los programas de seguridad pueden detectarlos.
En caso de que un dispositivo haya sido comprometido, se comparten algunos pasos básicos para su recuperación: instalar un antivirus confiable, mantenerlo actualizado, desconectar el equipo de Internet para evitar accesos remotos, realizar un análisis completo del sistema, eliminar el software malicioso detectado y cambiar todas las contraseñas de las cuentas asociadas. En algunos casos, puede ser necesario contar con la asistencia de un profesional especializado en seguridad informática.
“Más allá de las soluciones técnicas, la prevención empieza por la educación digital. Las familias pueden adoptar medidas simples pero efectivas para reducir riesgos, como cubrir la cámara web cuando no se utiliza, enseñar a los niños a bloquear sus dispositivos, usar contraseñas seguras y activar la autenticación multifactor. Estos hábitos fortalecen la seguridad cotidiana y reducen las posibilidades de sufrir ataques o intrusiones, pero es clave al hablar de cuidados para infancias o adolescente promover la confianza y el diálogo constante. Las herramientas tecnológicas pueden ser aliadas si se usan con propósito, transparencia y respeto”, aconseja Luis Lubeck, mentor educativo y miembro de la Comisión Directiva de la ONG Argentina Cibersegura, Asociación Civil cuyo objetivo es acompañar la educación digital.Digipadres, es una iniciativa impulsada por SaferKidsOnline de ESET, que busca acompañar a madres, padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet con el fin de generar conciencia acerca de riesgos y amenazas en el mundo digital. Brindan materiales para el proceso de aprendizaje, diálogo y supervisión con el objetivo de facilitar los conocimientos necesarios para ayudar a lo más pequeños en el uso de las nuevas tecnologías. Para obtener más información sobre los peligros que enfrentan los niños





