Conectividad ecológica: clave para el futuro de las áreas protegidas en Latinoamérica

Conectividad ecológica: clave para el futuro de las áreas protegidas en Latinoamérica

  • Reserva Conchal forma parte del Corredor Biológico Marino Costero Baulas-Conchal, una red vital para la biodiversidad, la resiliencia climática y el desarrollo sostenible.
  • Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Conchal fortalece la conectividad funcional en la región costera del Pacífico Norte.

Octubre, 2025. Este 17 de octubre, se celebra el Día de las Áreas Protegidas y Conservadas de Latinoamérica y el Caribe, fecha instaurada por el III Congreso de Áreas Protegidas de la región (CAPLAC) y que se celebra desde 2019 con el fin de reconocer la importancia de estos espacios en el bienestar humano, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible. Esta conmemoración pone en el centro de la conversación regional el valor estratégico de la conectividad ecológica y de los corredores biológicos como herramientas fundamentales para proteger la vida.

La conectividad funcional permite que especies, poblaciones, genes y procesos ecológicos fluyan entre hábitats adecuados, garantizando la viabilidad de las especies y la estabilidad de los ecosistemas. En este contexto, los corredores biológicos permiten que las áreas protegidas —incluso aquellas insertas en territorios con actividades humanas— mantengan su rol ecológico a través de paisajes interconectados que equilibran conservación y desarrollo.

Un ejemplo tangible de este enfoque es el Corredor Biológico Marino Costero Baulas-Conchal, en Guanacaste, que conecta el Parque Nacional Marino Las Baulas con el Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Conchal, entre otros ecosistemas. Este corredor favorece la movilidad de especies como tortugas marinas, monos congo, venados cola blanca y aves migratorias y marino-costeras, al tiempo que resguarda ecosistemas estratégicos como playas arenosas y rocosas, manglares, estuarios y bosque seco tropical.

Dentro de esta red, el Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto Conchal —oficializado por Decreto Ejecutivo N.° 35426-MINAET en 2009— representa un nodo fundamental de conservación. Con una extensión de 39,75 hectáreas protegidas dentro de Reserva Conchal, división de hospitalidad de FIFCO, este refugio mantiene programas de restauración ecológica, monitoreo biológico, control de especies y educación ambiental, todo bajo un modelo de gestión público-privado junto al Área de Conservación Tempisque (ACT) del SINAC. 

“El Corredor Baulas-Conchal demuestra cómo la conectividad ecológica puede sostenerse en paisajes que también albergan comunidades, turismo y desarrollo. Desde Reserva Conchal (división de hospitalidad de FIFCO), creemos que el futuro de la conservación está en estas alianzas funcionales, que integran ciencia, educación y compromiso comunitario para sostener la vida en todas sus formas”, expresó Gabriela Meza, gerente de Sostenibilidad de Reserva Conchal.

La importancia del Refugio trasciende su valor ecológico: en su interior se desarrolla el programa educativo Simbiosis, que ha formado a más de 3.400 estudiantes en temas como biodiversidad, polinización, pasos de fauna y manglares. Además, el Apiario Reserva Conchal, con más de 2.5 millones de abejas, refuerza la polinización de cientos de hectáreas de bosque seco tropical, mejorando la resiliencia del ecosistema.

En la costa de Guanacaste, la experiencia de Reserva Conchal y su participación en el Corredor Biológico Marino Baulas-Conchal muestran que la conservación no debe ocurrir en aislamiento, sino integrada a las dinámicas humanas. Así, en el Día de las Áreas Protegidas, se reitera el llamado a fortalecer redes de conectividad ecológica que garanticen la persistencia de la vida silvestre, la diversidad genética, y los servicios ecosistémicos que sostienen a nuestras comunidades y a las futuras generaciones.

Scroll al inicio