Razones por las cuales la región necesita un sistema alimentario más fuerte y sostenible.

Costa Rica, octubre 2025. El mundo depende de un sistema alimentario global que siempre enfrenta desafíos complejos. La pandemia, las crisis climáticas, las disrupciones logísticas, entre otros, han demostrado que producir alimentos no basta: se necesita un sistema resiliente, capaz de anticiparse, resistir y adaptarse ante el cambio.
Para 2030, el mundo tendrá 500 millones de habitantes más. Para alimentar a esta creciente población mundial, la producción de alimentos deberá aumentar un 70 % antes de 2050, es decir, entre 45 y 50 millones de toneladas métricas adicionales de productos agrícolas por año; y se debe hacer con menos tierra y agua en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático.
Tomando en cuenta estas premisas, fortalecer la resiliencia alimentaria es el llamado urgente y necesario que nutrirá el futuro. Por eso Cargill está colaborando con sus socios en toda la cadena de valor para hacer que la agricultura sea parte de la solución, conectando a las personas que cultivan los alimentos con herramientas, capacitación y apoyo financiero para fortalecer sus operaciones, la salud del suelo y su productividad.
“Durante 160 años, eso es lo que hemos hecho: fortalecer los lazos entre agricultores, trabajadores de primera línea y los clientes a quienes servimos. Hoy estamos orgullosos de cómo nuestros esfuerzos colectivos se unen para alimentar al mundo de manera segura, responsable y sostenible”, dijo Verónica Castro, vicepresidenta y directora ejecutiva en Centroamérica de Cargill Food Latinoamérica.
Para Castro, cuando se invierte en la resiliencia del sistema alimentario, se está invirtiendo en el bienestar de las personas y la estabilidad del entorno, pues se asegura el abastecimiento local y se generan comunidades rurales más fuertes, como lo hace a través de sus programas Nutriendo el Futuro, Prosperando con Nuestros Clientes y Resiliencia de Medios de Vidas, con los cuales fortalecen negocios de microempresas y clientes e impulsan la seguridad alimentaria.
«En nuestra región, buena parte de los alimentos que llegan a los hogares proviene de pequeños agricultores. Al poner tecnologías innovadoras en sus manos, los ayudamos a ellos —y al sistema alimentario en general— a desarrollar resiliencia, ahora y para lo que venga. El progreso de un país se construye desde la prosperidad de quienes producen sus alimentos”, destacó Castro.
Diversificar lo que se cultiva y consume
En el mundo, cerca del 75 % de los alimentos proviene de apenas 12 cultivos y 5 especies animales, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En Centroamérica, esta concentración también limita la capacidad de respuesta ante enfermedades, plagas o crisis de precios, por lo que promover la diversificación de cultivos, fuentes proteicas y sistemas productivos se vuelve esencial para fortalecer la seguridad alimentaria.
Como respuesta a este desafío, Cargill impulsa el acceso a alimentos nutritivos y de alta calidad a través de una estrategia enfocada en la diversificación del portafolio de proteínas. En este sentido, la compañía ha integrado al mercado regional huevos frescos a través de sus marcas Tip-Top en Nicaragua, Norteño en Honduras, y Pipasa y Kimby en Costa Rica. Este esfuerzo se suma a la unificación de su negocio de alimentos en América Latina para entregar mayor valor a nuestros clientes y consumidores, ofreciendo hoy un portafolio más amplio con proteínas, aceites, harinas, cacao, edulcorantes, almidones y productos a base de tomate, entre otros.
Conexiones que mueven
Una cuarta parte de todos los alimentos del mundo cruza fronteras hoy en día, lo que hace que las personas que impulsan las cadenas de suministro agrícola sean esenciales para lograr un mundo con seguridad alimentaria. Fortalecer las cadenas de suministro asegura que los alimentos lleguen a quienes los necesitan. En Cargill, los aproximadamente 10,000 colaboradores en oficinas, granjas, plantas de producción, centros de distribución y puntos de venta de Centroamérica son el corazón de estas conexiones y parte de la solución para un sistema alimentario en constante dinamismo.
“La seguridad alimentaria futura depende de las decisiones que tomemos hoy. A pesar de los desafíos que enfrenta el sistema alimentario, debemos fortalecer las conexiones que nutren al mundo, mientras impulsamos el crecimiento de nuestros clientes y comunidades”, apuntó la ejecutiva.
La comida que comes tiene una historia que contar. Porque antes de dar ese primer bocado, una red global de personas trabajadoras —que abarca países, culturas y habilidades— hizo su parte para cultivar, producir y transportar tu alimento desde donde fue sembrado hasta el tenedor en tu mano.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, Cargill celebra la oportunidad para reflexionar sobre la importancia de fortalecer los sistemas alimentarios globales para que nadie quede excluido de su acceso y que los recursos del planeta se conserven para las generaciones futuras.