- Todos los alimentos pueden hacer parte de una dieta balanceada cuando se consumen en las porciones adecuadas.
- Disfrutar de un snack o un antojo no está en conflicto con el bienestar físico y emocional, siempre que se integre de manera consciente en la rutina diaria.

San José, 26 de agosto de 2025. En algunas ocasiones la nutrición se asocia con restricciones, listas de “sí” y “no”, o la idea de que solo ciertos alimentos son saludables. Sin embargo, la evidencia demuestra que la clave de una dieta equilibrada no está en eliminar, sino en aprender a integrar todos los alimentos dentro de prácticas de alimentación consciente y sostenible.
Todo alimento puede hacer parte de una dieta balanceada si se consume en las porciones correctas y justas. Esto significa, en el caso de snacks, que pueden ser incluidos, ya sea en el postre de una celebración o incluso una comida favorita, sin comprometer la salud, siempre que se mantenga un equilibrio en cantidad y frecuencia. La moderación se convierte, entonces, en un aliado para cuidar tanto el bienestar físico como el emocional.
La variedad también es fundamental. Por ende, frutas, vegetales, proteínas, cereales y grasas saludables deben estar presentes en proporciones adecuadas para garantizar que el cuerpo reciba todos los nutrientes que necesita. Bajo esta mirada, los snacks no se excluyen, sino que se entienden como parte de una experiencia completa, donde el placer y la nutrición pueden coexistir.
Según el State of Snacking -el estudio anual de Mondelēz International sobre las tendencias globales de consumo de snacks realizado en alianza con The Harris Poll– el 76% de los consumidores prioriza disfrutar de un snack indulgente por encima de enfocarse en los ingredientes. Este hallazgo refleja cómo los consumidores valoran cada vez más la experiencia emocional que generan estos momentos, darse un gusto, relajarse y conectar con el placer de comer.
Además, integrar la flexibilidad en la manera en que nos relacionamos con la comida favorece hábitos duraderos. Reconocer que disfrutar de un antojo es compatible con una vida balanceada ayuda a reducir la sensación de culpa y refuerza una relación positiva de la alimentación.
“La nutrición consciente no se trata de prohibiciones, sino de elecciones conscientes. Cada alimento puede tener un lugar en la dieta, siempre que se disfrute en las porciones adecuadas. Al final, se trata de cuidar la salud sin dejar de lado el placer de comer”, afirmó Silvia Sáenz, nutricionista de Mondelēz International.