En Puratos, no contratamos empleados. Construimos relaciones que duran décadas. En nuestras plantas, oficinas y laboratorios de innovación, hay algo que no figura en los organigramas, pero se siente en el ambiente: la magia de pertenecer.
A lo largo de la región de Latinoamérica, decenas de colaboradores han dedicado no solo años, sino sus mejores momentos de vida a esta compañía. ¿Por qué? Porque en Puratos el trabajo se convierte en propósito, en comunidad, en familia.
“Aquí me formé, crecí, ayudé a mis hijas a ser médicas. Puratos me dio estabilidad, logros, tranquilidad”, dice Osvaldo Ríos, operario técnico en la planta ubicada en San Pedro, en el Valle del Cauca, Colombia, que lleva 31 años con el Grupo.
“Puratos es evolución constante. A veces hay retos, pero uno siente que crece con la empresa. Es como una regla de vida que uno sigue por convicción”, comparte Nelson Tatis, con 37 años en la casa como Asesor Técnico en República Dominicana.
En Puratos, los beneficios no se limitan al contrato. Se viven en el día a día: en la posibilidad de estudiar mientras trabajas, como hizo Rosa Elena Chacoa de Servicios Generales en Venezuela.
En el espacio seguro para desarrollarse personal y profesionalmente, como relata Leandro Bauza de Argentina, quien pasó de ver anuncios en el diario a liderar equipos durante crisis y transformaciones.
LA MAGIA ESTÁ EN LO HUMANO.
Quien entra a Puratos no solo encuentra un lugar para trabajar, sino un entorno donde se escucha se acompaña, se valora. Esa dimensión humana es la que hace que la gente no solo permanezca, sino que recomiende a sus hijos trabajar aquí.
Esa magia se siente también en quienes llegan más recientemente y descubren un espacio donde pueden brillar. Como Anna Van Eupen, que lidera la estrategia digital en Brasil: “Aquí me dan autonomía, confianza y apoyo. Es un lugar donde puedo ser emprendedora, sin estar sola.”
Durante casi 40 años, Rafael Servián, director regional de América del Norte, ha crecido junto a Puratos, cruzando fronteras, liderando mercados, y acompañando a colegas como mentor y amigo. Su mensaje es claro: “Puratos ha sido una aventura de aprendizaje y una comunidad de la que me siento orgulloso. Aquí se trabaja con propósito, y se vive con corazón.”
“Llevo casi 38 años formando parte de esta gran familia. Ha sido una aventura de crecimiento profesional y personal. Inicié en España y he recorrido toda Latinoamérica. Hoy sigo sintiendo el mismo orgullo de formar parte de un equipo que deja huella.”
“Trabajar en Puratos ha sido una experiencia profundamente enriquecedora. He liderado proyectos como la inauguración de nuestra planta UHT en Chile, un hito que refuerza nuestro compromiso con la producción local y la sostenibilidad. La dinámica y el apoyo que ofrece Puratos han sido fundamentales para enfrentar desafíos y aprender continuamente.” – Astrid Lebrun, Product Manager para Chile.
Tanto Anna como Astrid forman parte del programa PAF (Prince Albert Foundation), una iniciativa internacional que brinda oportunidades a jóvenes talentos para desarrollarse profesionalmente en contextos multiculturales y de impacto. Ambas originarias de Bélgica, hoy se encuentran en diferentes proyectos dentro de Puratos en América Latina, aportando una mirada fresca, estratégica y global al desarrollo de proyectos clave para la región.
“Puratos me ha permitido crecer profesionalmente, trabajar en equipo y disfrutar de un entorno motivado por la innovación. La transformación digital, la sostenibilidad y la equidad de género son parte esencial de nuestra cultura.” – César León, Asesor Técnico, hace 37 años en Puratos Perú.
En cada rincón de Puratos, las historias hablan por sí solas. Trayectorias de décadas, aprendizajes compartidos y valores que se viven a diario forman un legado que sigue creciendo.
Porque trabajar en Puratos no es solo desarrollar productos, es formar parte de una historia colectiva, impulsada por la pasión, la innovación y el compromiso humano. ESA ES LA VERDADERA MAGIA QUE UNE A MÁS DE 1000 COLABORADORES EN TODA LA REGIÓN.
