Costa Rica, 7 de noviembre de 2024. – El neumococo, el virus respiratorio sincitial (VRS) y el SARS-CoV-2 (causante de la COVID-19), entre otros, incrementan el riesgo de desarrollar neumonía, una enfermedad pulmonar que no solo es la principal causa de muerte por infecciones, sino también la primera causa de mortalidad infantil en todo el mundo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran 450 millones de casos de neumonía que suponen, aproximadamente, 4 millones de muertes, afectando principalmente a niños menores de cinco años y adultos mayores de 75 a nivel global.2 La neumonía ocurre cuando los pulmones se inflaman y los alveolos pulmonares se llenan de líquido o pus, lo que complica la respiración y la salud en general.
Las personas que padecen enfermedades crónicas como diabetes, problemas hepáticos o renales, enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), asma e insuficiencia cardíaca, entre otras, tienen más probabilidades de desarrollar neumonía. Lo mismo pasa con quienes poseen un sistema inmunitario debilitado, son fumadores, reciben quimioterapia, son adultos mayores o tienen menos de dos años.
El doctor Marcel Marcano, líder médico de Vacunas de Pfizer Centroamérica y el Caribe (CAC), indicó que, si una persona tiene una neumonía viral, corre el riesgo de contraer una neumonía bacteriana.1 “Precisamente, el microorganismo que con mayor frecuencia causa la neumonía bacteriana es el neumococo,3 el cual se disemina a través del contacto con personas que están infectadas o que no están enfermas, pero portan la bacteria en la parte posterior de su nariz. Las infecciones neumocócicas pueden causar desde meningitis hasta infecciones de oído y sepsis”
Las cifras relacionadas con el neumococo son preocupantes. Según la Organización Panamericana de la Salud, más del 95% de los casos de neumonía clínica y más del 99% de las muertes en niños menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios se deben a esta bacteria.
Por su parte, el VRS, algunos virus causantes del resfrío común, la gripe y el SARS-CoV-2 pueden desencadenar una neumonía.
Específicamente, el VRS provoca infecciones en los pulmones y en el aparato respiratorio tanto de los menores de 12 meses como de adultos mayores y en personas con otras afecciones. Cuando se extiende al sistema respiratorio inferior, es que causa neumonía o bronquiolitis.
Las infecciones graves por VRS pueden requerir hospitalización, especialmente en bebés prematuros y en quienes padecen problemas cardíacos o pulmonares crónicos.
Por su parte, la COVID-19 suele comenzar con una infección en las vías respiratorias superiores, que puede evolucionar rápidamente a una neumonía bilateral y causar fallo respiratorio.2 Cabe destacar que la infección por VRS y por SARS-CoV-2 pueden darse al mismo tiempo, lo que puede agravar, aún más, la enfermedad por COVID-19.7
La neumonía puede variar de leve a grave o mortal, dependiendo de la causa de la infección, la edad de la persona y hasta su estado de salud. Entre algunas de sus complicaciones adicionales destacan la dificultad para respirar, así como desarrollar una bacteriemia (bacterias en el torrente sanguíneo), un derrame pleural (tener líquido alrededor de los pulmones) o hasta una insuficiencia renal.
De acuerdo con la OMS, las vacunas son clave para reducir el riesgo de enfermedades, ya que refuerzan las defensas naturales del cuerpo y nos ayudan a protegernos. De hecho, son fundamentales para prevenir y controlar los brotes de enfermedades infecciosas, como lo es la neumonía por neumococo; además, permiten reforzar la seguridad sanitaria mundial.
La vacunación salva millones de vidas cada año; de hecho, previene entre 3.5 y 5 millones de defunciones por diversas enfermedades infecciosas,8 entre ellas la enfermedad neumocócica (incluyendo neumonía por neumococo).
“Las vacunas han confirmado, una y otra vez, su lugar como uno de los mejores avances en materia de salud pública; su uso generalizado ha permitido controlar, casi eliminar o hasta erradicar ciertas enfermedades infecciosas que solían ser generalizadas y, a menudo, letales. En Pfizer, contamos con una larga trayectoria en la investigación y en el desarrollo de vacunas; sin embargo, nuestro trabajo en esta área continúa, ya que muchos virus y bacterias siguen representando un riesgo grave para nuestra salud. Sin duda, la prevención es la mejor medicina”
¿Cuáles son los síntomas de la neumonía?
El diagnóstico se basa en síntomas típicos de una infección respiratoria. La persona puede tener fiebre (más de 38 grados), tos, expulsar flema, dolor en el pecho y dificultad para respirar.
Además de la vacunación, la neumonía se puede prevenir mediante el lavado de las manos con frecuencia, evitar el fumado y llevar un estilo de vida saludable, incluyendo practicar ejercicio con regularidad y dormir lo suficiente.
El tratamiento de esta enfermedad depende de factores como el tipo de neumonía diagnosticada, el germen que la causa y de su gravedad.1 Por ejemplo, los antibióticos tratan la neumonía bacteriana y algunos de tipos de neumonía por neumococo; en el caso de las de tipo viral, el profesional de salud puede recetar medicamentos específicos. Cabe destacar que es posible que las personas deban ser trasladadas a un hospital si sus síntomas son graves.