Sabor con propósito: la industria alimentaria como puente entre la tradición y la nutrición

Sabor con propósito: la industria alimentaria como puente entre la tradición y la nutrición

Desde Griffith Foods Costa Rica, equipos técnicos y culinarios trabajan para equilibrar la cultura gastronómica con el desarrollo de alimentos más saludables, sin comprometer el sabor.

En un contexto en el que los consumidores buscan alimentos que reflejen su identidad cultural, pero sin comprometer el bienestar, la industria alimentaria enfrenta un doble desafío: conservar los sabores tradicionales y, al mismo tiempo, mejorar el perfil nutricional de los productos que llegan a la mesa.

Desde Costa Rica, el equipo técnico y culinario de Griffith Foods y Custom Culinary trabaja en soluciones que combinan creatividad, innovación tecnológica y una profunda comprensión de la cultura gastronómica local, para desarrollar alimentos que conecten emocionalmente con las personas y respondan a los estándares de salud actuales.

Una cocina con memoria, ciencia y propósito

“La cultura gastronómica no es solo tradición: es identidad, es memoria, y es emoción. Comprenderla y honrarla es clave para crear productos relevantes, significativos y exitosos en el mercado local”, explica Anabelle Gutierrez – Directora de Investigación y Desarrollo CENAM. Esto implica integrar ingredientes icónicos como el achiote o el culantro coyote, rescatar preparaciones tradicionales como el asado en hoja de plátano, y aprovechar los rituales de consumo como las comidas familiares en fechas especiales.

Desde su cocina experimental, los chefs ejecutivos, ingenieros de alimentos y nutricionistas de Custom Culinary fusionan conocimiento técnico con sensibilidad cultural. A través de pruebas sensoriales, investigaciones y reformulaciones, se logra reducir ingredientes como sodio, azúcar o grasas sin afectar la experiencia de sabor que el consumidor espera.

Pero además de desarrollar fórmulas equilibradas, el equipo impulsa una narrativa que va más allá del producto.

“Cada receta que creamos lleva consigo una historia. Es parte de una conversación emocional que conecta al consumidor con su herencia, sus recuerdos y sus sabores familiares”, indica Ana Saenz – Directora Culinaria CASA

Este enfoque, conocido como storytelling culinario, permite que el desarrollo alimentario no solo responda a parámetros técnicos, sino que cree vínculos reales con las personas.

Responder a una nueva conciencia alimentaria

La creciente conciencia del consumidor en torno a lo que consume ha transformado el desarrollo de productos. Las nuevas generaciones demandan alimentos con menos ingredientes perjudiciales y mayor valor nutricional, sin renunciar al placer del sabor.

“El principal desafío es lograr productos sabrosos y saludables a la vez. Por eso recurrimos a técnicas culinarias, especias naturales y fermentaciones que realzan el perfil de sabor sin comprometer el valor nutricional”, destaca Anabelle Gutierrez – Directora de Investigación y Desarrollo CENAM

Entre las soluciones más recientes se incluyen condimentos sin sales añadidas, salsas con reducción de azúcares, y productos sin conservantes artificiales. A esto se suma el uso de perfiles nutricionales internos como guía, campañas educativas y etiquetado claro que incentivan al consumidor a tomar decisiones más informadas.

Innovar sin perder el alma cultural

La gastronomía local, afirman los voceros, también refleja la disponibilidad de ingredientes, preferencias de sabor y hábitos que evolucionan. Por eso, el trabajo de innovación debe respetar la esencia cultural, sin dejar de explorar nuevas posibilidades.

“Preservar los sabores tradicionales no significa quedarse en el pasado, sino crear el futuro con raíces profundas. Estos sabores evocan historias, paisajes y recuerdos que generan vínculos profundos con el consumidor”, afirma Saenz.

Las tendencias actuales, como los productos a base de plantas inspirados en recetas locales, son un ejemplo de cómo se puede innovar con propósito. Empanadas de yuca, estofados con garbanzos o bebidas funcionales basadas en ingredientes autóctonos demuestran que es posible desarrollar propuestas equilibradas, sostenibles y emocionalmente significativas.

“La alimentación no es solo una necesidad biológica, es también una expresión cultural y una forma de compartir identidad. Y la industria tiene la responsabilidad de ser parte de ese puente entre lo emocional y lo nutricional”, concluye Alejandro Molina – Chef de la Unidad CENAM.

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