Comunicado de Prensa l LaEsquina506CR@gmail.com
En los últimos años, la microbiota ha emergido como un componente fundamental para la salud humana, con avances significativos que han revolucionado la comprensión de su impacto en el organismo. La microbiota se define como la suma de todos los microorganismos que habitan en el cuerpo, incluyendo la piel, las vías respiratorias, el aparato genitourinario y principalmente, el tracto gastrointestinal donde se concentra el 90% de estos microorganismos, mayormente bacterias benéficas.
La microbiota juega un papel crucial en diversos procesos biológicos. Entre sus funciones más destacadas se encuentra colaborar en la digestión de algunos alimentos, regulación del metabolismo, absorción de algunas vitaminas liposolubles como la vitamina D y la secreción de neurotransmisores, esenciales para mantener la estabilidad y salud del sistema gastrointestinal.
Según el Dr. Farhad Rezvani, gastroenterólogo del grupo Equilibrium, el término es aún más amplio con la definición de microbioma, que abarca no solo las bacterias de la microbiota, sino también su interacción con el ser humano, los genes que expresan y las sustancias o metabolitos involucrados en este proceso.
“Pasaron de ser organismos microscópicos desapercibidos o muchas veces vistas como enemigas, a ser partícipes fundamentales en el concepto de la salud. Actualmente tenemos mayor conocimiento sobre la comunicación que tienen con otros órganos fuera del aparato gastrointestinal y su relación con diversas enfermedades. Estamos entrando en la fase más revolucionaria de la microbiota, que es entender cómo modularla para poder prevenir o inclusive tratar algunas patologías, al estudiar bacterias específicas para tratar enfermedades específicas”, explicó el Dr. Rezvani.
Una microbiota sana actúa como un órgano protector, limitando la entrada de microorganismos patógenos y modulador favoreciendo la comunicación de los intestinos con el resto de la fisionomía.
En un avance disruptivo para la ciencia médica, se ha confirmado que existe una comunicación bidireccional crucial entre el cerebro y el intestino, con la microbiota intestinal actuando como un mediador clave en este proceso. Este descubrimiento abre nuevas puertas para entender cómo el bienestar físico y mental está interconectado.
Investigaciones recientes han demostrado que el intestino se comunica de manera directa a través de múltiples vías, incluyendo el sistema nervioso central, aparato endocrino y el sistema inmunológico. El sistema nervioso del intestino, a menudo denominado «segundo cerebro», cuenta con una red inmensa de neuronas que se conectan directamente con el cerebro. Aunque estas neuronas pueden no estar tan especializadas como las del sistema nervioso central, su papel en la comunicación y regulación de funciones es fundamental.
“La microbiota intestinal no solo juega un rol en la digestión, sino que también actúa como un puente de comunicación entre el intestino y el cerebro. Las bacterias intestinales liberan neurotransmisores y otras sustancias que ingresan al torrente sanguíneo y se comunican con diversos órganos, incluido el cerebro. Este proceso permite que el intestino influya en nuestro estado mental y viceversa”, mencionó el gastroenterólogo.
El especialista además, menciona que la relación entre el estrés, la ansiedad y la depresión ya que un estilo de vida estresante puede alterar la composición de la microbiota, lo que a su vez puede afectar negativamente el sistema nervioso central convirtiéndose en un ciclo vicioso. Esta interacción resalta la importancia de mantener una microbiota equilibrada para la salud mental y física.
Las alteraciones en la microbiota pueden estar relacionadas con diversas enfermedades, no solo del tracto gastrointestinal como el síndrome de intestino irritable y ciertos tipos de cáncer, sino también con enfermedades inflamatorias, respiratorias, y neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Además, trastornos metabólicos como la obesidad, diabetes, dislipidemia y algunas enfermedades cardiovasculares también han sido asociados con cambios en la microbiota.
Probióticos y Prebióticos: moduladores de la microbiota
El Dr. Rezvani explica sobre el uso de probióticos, suplementos que contienen bacterias benéficas, sin embargo, recalca que es crucial que estos sean prescritos por profesionales que conozcan su eficacia comprobada para condiciones específicas, ya que existen probióticos diversos que deben ir dirigidos según la enfermedad que la persona padezca. No todas las bacterias son iguales e inclusive muchos suplementos que se comercializan como probióticos ni si quiera cumplen los lineamientos mínimos para ser considerados como tales.
Por su parte los prebióticos son el “alimento” para las bacterias buenas del intestino, favoreciendo su crecimiento y actividad. Generalmente las bacterias se alimentan de carbohidratos fermentables o poco digeribles, por ejemplo, la fibra. Se adquieren a través de la alimentación, con el consumo de frutas, vegetales frescos, hortalizas y leguminosas.
“Lo más importante para modular la microbiota no son ni siquiera los tratamientos tomados e increíblemente tampoco los probióticos solamente, lo que modifica sosteniblemente la microbiota del intestino es tener hábitos de estilo de vida saludable, como una buena alimentación, higiene del sueño, ejercicio y nivelar el estrés”, sugirió el especialista.
Recomendaciones para mantener una microbiota saludable:
- Disminuir el estrés.
- Eliminar el fumado o vapeo.
- Estimular la lactancia materna.
- Usar medicamentos de forma racional.
- Utilizar probióticos específicos siempre que se utilice un antibiótico.
- No usar antibióticos innecesariamente, especialmente en niños.
- Favorecer el consumo de frutas, vegetales, hortalizas y leguminosas.
- Disminuir el consumo de grasas saturadas y el exceso de proteínas de origen animal.
- Tener un estilo de vida saludable, evitando el sedentarismo.
- Dormir al menos 7-8 horas al día.
- Ejercicio aeróbico como salir a correr o caminar al menos 150 minutos a la semana.