Exposición “La oscuridad de la luz” confronta a través del arte, el abuso de poder y sexual infantil en entornos religiosos

Exposición “La oscuridad de la luz” confronta a través del arte, el abuso de poder y sexual infantil en entornos religiosos

La muestra del fotógrafo costarricense Paul Garnier Rímolo se presentará en las Galerías Sophia Wanamaker del Centro Cultural Costarricense-Norteamericano del 17 de julio al 16 de agosto.

San José, Costa Rica. Julio 2025. La exposición fotográfica La oscuridad de la luz, del artista costarricense Paul Garnier Rímolo, abrió sus puertas al público este 17 de julio en las Galerías Sophia Wanamaker del Centro Cultural Costarricense-Norteamericano. La exposición busca ser un espacio de diálogo, reflexión crítica y toma de conciencia colectiva sobre la urgencia de proteger a la niñez frente a toda forma de violencia. Por medio del arte, se espera contribuir a la conversación sobre la necesidad de justicia, reparación y responsabilidad social en torno al abuso infantil.

A través de una impactante propuesta visual, la muestra denuncia los abusos sexuales cometidos contra niños y adolescentes en entornos religiosos, así como las dinámicas de poder, impunidad y silencio institucional que los han sostenido históricamente.

Con una mirada artística profundamente crítica y simbólica, Garnier expone la forma en que el poder, revestido de autoridad religiosa y social, ha sido utilizado para someter y silenciar a víctimas vulnerables. La muestra levanta un espejo frente al espectador y lo invita a cuestionar no solo al agresor, sino también a las estructuras que permiten la impunidad.

“Las dinámicas del poder instauradas en las estructuras institucionales, sin importar su índole, siempre generan asimetrías que inclinan la balanza con un peso descomunal. Este poder, sometido a la gravedad de la impunidad, se desliza con un aceleramiento devastador que, al final, aplasta de forma contundente los anhelos, la existencia y el equilibrio emocional de seres vulnerables que no tienen forma de defenderse ante este asfixiante y brutal avasallamiento”, explica Juan Diego Roldán, director cultural del Centro Cultural Costarricense Norteamericano.

“La oscuridad de la luz” toma como referencia cientos de casos documentados alrededor del mundo, desde Francia y España hasta Costa Rica, donde la violencia sexual fue cometida por figuras religiosas. Las fotografías proponen un recorrido visual cargado de denuncia, dolor y reflexión, evidenciando no solo el abuso mismo, sino el abandono, el silencio institucional y el impacto emocional en las víctimas.

A nivel global, los abusos sexuales en entornos religiosos han dejado una huella alarmante. En España se estiman más de 440.000 víctimas, y en Francia, al menos 330.000 casos en los últimos 50 años, según informes oficiales. Esta problemática, lejos de ser lejana, resuena en la muestra como un llamado urgente a visibilizar, reflexionar y no permanecer en silencio.

En el contexto costarricense, el proceso de visibilización ha sido especialmente desafiante, marcado por una cultura donde las figuras religiosas han gozado históricamente de un alto nivel de credibilidad y escaso cuestionamiento. En este contexto, Garnier aborda esta realidad no como un conjunto de hechos aislados, sino como expresión de una problemática estructural que trasciende fronteras. 

“La intención de esta muestra es la de levantar un espejo enorme que nos confronte con las dinámicas del poder y el abuso contra los más vulnerables. Pero también retrata el silencio y la negación, porque en un escenario de inequidad y violencia simbólica, la estructura de poder se asienta y se adormece en sus propias narrativas, estrategias y sorprendentes recursos. Y en ese adormecimiento, quiebra la responsabilidad colectiva de denunciar y defender a quien ha sido despojado”, agregó Roldán.

El cuerpo como territorio de denuncia

A través del cuerpo humano, protagonista en la mayoría de las piezas, Garnier construye metáforas visuales de vulnerabilidad, sometimiento, fe rota y trauma. La muestra no apela al morbo ni a la literalidad, sino a una representación simbólica que dignifica a las víctimas y busca, a través del arte, catalizar procesos de verdad y reparación.

El propio título, La oscuridad de la luz, encierra una contradicción poderosa: la idea de que la luz, representada en la religión, la guía moral o la autoridad espiritual, puede también ser instrumento de dominación, abuso y manipulación cuando se despoja de ética.

La exposición estará abierta al público hasta el 16 de agosto, con entrada gratuita. 

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