
San José, Costa Rica, setiembre 2025. La Fundación Omar Dengo (FOD) hace un llamado a la sociedad costarricense para enfrentar con responsabilidad el debate sobre el uso de celulares en centros educativos, recordando que se trata de un tema que involucra tanto riesgos serios como oportunidades valiosas para el aprendizaje y la formación ciudadana.
La discusión se ha intensificado tras la presentación del proyecto de ley para el Uso Responsable de Dispositivos Electrónicos en Centros Educativos (expediente 25.153), el reglamento impulsado por el Ministerio de Educación Pública y los hallazgos del Estado de la Educación 2025.
No se puede negar: el uso desmedido y sin regulación de los celulares plantea riesgos serios para niños y adolescentes. En el plano cognitivo, se ha demostrado que el uso constante del celular durante las clases interfiere con la atención y la memoria de trabajo, reduciendo la concentración y el aprendizaje (Beland & Murphy, 2019; Rosen et al., 2022). En el plano emocional, el exceso en redes sociales se asocia con mayor ansiedad, depresión y baja autoestima, además de riesgos como el ciberacoso y la presión de la interacción digital constante (Twenge & Campbell, 2018; Livingstone & Smith, 2014). Y en el plano físico, la Organización Mundial de la Salud advierte que la luz azul de las pantallas altera los ciclos de sueño, afectando el bienestar y el rendimiento escolar (OMS, 2020). Estos efectos negativos se agravan en ausencia de mediación adulta y de límites claros.
“El celular no puede ni debe convertirse en una herramienta de cuido. La mediación adulta, la interacción afectiva y la orientación activa y la gestión de rutinas son indispensables para que la tecnología no sustituya lo esencial: el desarrollo integral de los menores”, advirtió la FOD.
Al mismo tiempo, la Fundación señala que prohibir no es la solución, pues el celular es una herramienta presente en el 97 % de los hogares costarricenses. Usado con intencionalidad pedagógica, puede fortalecer competencias clave como la investigación, la creatividad, el pensamiento crítico y la participación responsable, segura y ética en entornos digitales. Ejemplos internacionales, como el de Finlandia, muestran cómo el celular puede ser integrado en la educación cívica y mediática para enseñar a identificar noticias falsas, verificar fuentes y debatir de manera respetuosa. Costa Rica, -sostiene la FOD-, tiene la posibilidad de seguir ese camino y convertir un desafío en una oportunidad.
“La verdadera inclusión digital comienza con la educación consciente: privilegiar la calidad del tiempo y el desarrollo de habilidades por encima del consumo pasivo de pantallas”, afirmó la Fundación.
La FOD reafirma su compromiso con docentes, estudiantes y familias para promover un uso saludable, ético y responsable de la tecnología, que cierre brechas, favorezca la innovación y contribuya al desarrollo integral de las personas.