La salud es más que la ausencia de enfermedades, ¿cuáles factores están comprometiendo el derecho a la salud?

Abr 5, 2024 | Salud

Comunicado de Prensa l redaccion@laesquina506.com

Gozar de buena salud es una condición determinante en la calidad de vida de las personas; sin embargo, los sistemas sanitarios están enfrentando varios retos para garantizar el derecho a la salud, entre los que se encuentran la gestión de la inversión y la sostenibilidad financiera, el acceso a los servicios y a tratamientos innovadores, la escasez de recurso humano, y la adopción de nuevas tecnologías. 

La Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos, Fedefarma, aboga por fortalecer el trabajo articulado entre todos los actores del sector salud, públicos y privados, para tomar acuerdos y decisiones asertivas que permitan el abordaje integral de la salud, ya que una población sana es más productiva y genera menos costos de atención médica. 

El derecho a la salud es inclusivo porque considera todo lo que contribuye a tener una vida sana:

  • La atención segura y de calidad, sin discriminación alguna.
  • El acceso al agua potable, al aire limpio, y a una buena nutrición, 
  • Contar con condiciones ambientales y laborales saludables,
  • El acceso a medicamentos esenciales y a recibir información sobre los tratamientos.
  • La prevención de enfermedades y la participación de la comunidad en las decisiones de salud.

Entre las condiciones que están retando los sistemas de salud y el derecho de la población al acceso a los servicios sanitarios, están: 

  • Adecuada inversión y gestión presupuestaria

Aunque al menos 140 países reconocen la salud como un derecho humano en su constitución, sólo 4 países mencionan cómo financiarla, de acuerdo con la OMS; y en general la inversión en los países de nuestra región no llega al mínimo recomendado por la OMS, 6% del PIB, y de la OCDE, que es del 9%  del PIB. De acuerdo con un estudio de WifOR para Fedefarma, en Costa Rica la inversión pública en salud llega a 5,3% y la inversión total a 7,9%.

Lo ideal es aumentar la inversión en salud pública; pero paralelamente la práctica debe apuntar a maximizar el valor y el impacto del dinero invertido. 

  •  Retraso en el acceso a tratamientos innovadores 

Actualmente se estima que un tratamiento innovador contra el cáncer que recibe aprobación regulatoria en Estados Unidos en el mes de abril de 2024, por ejemplo, podría estar disponible para los pacientes latinoamericanos en el segundo semestre de 2028.  El estudio W.A.I.T Indicator de la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica, FIFARMA, analiza los tiempos para la disponibilidad y aprobación de los tratamientos innovadores para el cáncer y las enfermedades raras, destacando las disparidades que tienen los pacientes latinoamericanos en el acceso a medicamentos. 

De los 228 medicamentos aprobados por la EMA en Europa y la FDA en Estados Unidos, solo 130 tienen aprobación regulatoria en algún país de América Latina, y de éstos solo 86 están disponibles ampliamente en al menos uno de los países analizados. Las causas pueden ser múltiples y es por eso que amerita una revisión de los procesos de compras públicas, la modernización de las leyes, y la actualización periódica de las listas oficiales de medicamentos. 

  • Ausencia de políticas que garanticen la resiliencia sanitaria

Las lecciones aprendidas tras la pandemia COVID-19, están claramente identificadas. Los países saben que son necesarias políticas e intervenciones que garanticen economías sanitarias resilientes. Para Fedefarma, establecer mesas de trabajo y cooperar técnicamente con los gobiernos es un paso hacia esa meta de mejorar el acceso a los servicios de salud.

Uno de los puntos en los que los países de nuestra región deben avanzar con mayor celeridad es en la modernización de sus procesos de compras, a través de la inclusión de criterios que van más allá de los factores de precio y centrarse en criterios basados en el valor o costo-beneficio al diseñar las licitaciones.

  •  Escasez de recurso humano sanitario 

Otro reto que enfrentan los sistemas es el reclutamiento, retención, motivación y protección de los profesionales en salud. Según las proyecciones de la OMS, se estima que para 2030 habrá un déficit de 18 millones de trabajadores sanitarios, la mayoría de ellos en países de ingresos bajos y medianos bajos, y son las áreas rurales y las zonas alejadas de grandes ciudades las que resultan más afectadas. Sin personal sanitario, no existen los sistemas de salud. Atender este problema requiere abordar las restricciones presupuestarias, la sobrecarga de trabajo y las condiciones laborales que se ofrece al personal de salud.  

La telemedicina y las soluciones digitales podrían ayudar a superar las barreras geográficas y mejorar el acceso a la atención médica especializada. Diego Rosenthal, Director de Negocios de Centro América y el Caribe de la Farmacéutica Organon, señala que las nuevas tecnologías pueden ser herramientas útiles para monitorear la salud y acceder a información médica confiable. 

La OMS además de recomendar tener un número adecuado de personal de salud por cada 1000 habitantes, recomienda a todos los países que aumenten el número de trabajadores de la salud que se gradúan el cual debería alcanzar el 12% de la población activa anual. El informe de WifOR para Fedefarma, indica que en Costa Rica esta proporción llega al 10,1%,

Adicionalmente, la población más longeva reta la capacidad de los sistemas de salud. En Costa Rica, para el 2023 la población de mayores de 65 años representaba 11.2% del total, lo que implica un aumento de 5.3 puntos porcentuales respecto del 2000.  En lo que atañe a la esperanza de vida al nacer, para el 2023 fue de 80.3 años —cifra mayor al promedio de la Región de las Américas—; esta cifra representa un incremento de 2.7 años respecto de lo informado en el 2000.

Por su parte, Victoria Brenes, Directora Ejecutiva de Fedefarma, se requiere un enfoque más inclusivo, equitativo, costo-eficaz y efectivo para abordar los retos sanitarios.  “Reiteramos nuestro compromiso de realizar esfuerzos multisectoriales para fomentar la mejora en los sistemas de salud, la innovación y el intercambio de conocimientos, que permita reducir las asimetrías en el derecho a la salud.  De esta forma implementar buenas prácticas que beneficien la salud de las personas y, por ende, mejoren su calidad de vida”.