Checko D’Avila
Músico

Este miércoles 11 de junio habrá un tributo a Italia ’90 en el Museo de los Niños.
Un homenaje merecidísimo a los jugadores y cuerpo técnico que nos hicieron soñar en aquel mundial. Y ojalá, de corazón, que este evento también le dé más pelota a lo nuestro que a lo extranjero. Porque es hora.

Hace unos días, conversando con un amigo venezolano y uno mexicano, me hicieron una pregunta que me dejó pensando:

—¿En Costa Rica no hay buenos compositores?
—¿Cómo qué no?, les dije. ¡Tenemos muchísimos!
—Entonces… ¿por qué los ticos se ponen la mano en el corazón y cantan con tanto orgullo canciones como Agárrense de las Manos y Más, que son melodías extranjeras?

Y ahí me tocó hacer una pausa.

Porque sí, todos sabíamos que esas canciones venían de afuera. No era un secreto.
Pero nadie lo cuestionaba. En ese momento, en medio de la euforia y el orgullo, lo que importaba era que sonaban bien, unían a la gente y ponían a vibrar el estadio.

“Agárrense de las Manos”, de José Luis Rodríguez “El Puma”, y “Más”, de José José,
no fueron compuestas por ticos, pero las adoptamos como si lo fueran. Las adaptaciones locales las hicieron William Fallas y el grupo La Nota, con letras nuevas enfocadas en la Selección.
Y aunque se dice que pagaron los derechos, lo cierto es que en aquellos años era muy común fusilar melodías populares, cambiarles la letra y listo. Nadie hablaba de plagio, ni se cuestionaban esas prácticas. La conciencia sobre los derechos de autor era bajísima.

Mientras tanto, “Lo Daremos Todo”, una canción original escrita por costarricenses como Alfredo “Chino” Moreno y Ricardo Sáenz, y grabada con los propios jugadores de la Selección, fue un esfuerzo auténtico… pero que no se volvió el himno del corazón popular.

¿Y por qué?
¿Por qué, en un momento tan simbólico como un mundial, preferimos lo probado, lo famoso, lo de afuera, en lugar de confiar en nuestras propias voces?

Hoy, por dicha, eso ha cambiado.
En los últimos años, muchísimos grupos y artistas de todos los géneros han compuesto canciones para la Selección, con corazón y talento nacional. Y cada vez más se reconoce y se canta lo nuestro.

Pero lo que ocurrió en Italia ’90 dejó una huella profunda. Agárrense de las Manos quedó amarrada a la emoción de aquel momento. No por su origen, sino porque acompañó una hazaña. Porque en ese mundial, la Selección nos enseñó que los sueños también son ticos.

Este post no es para criticar. Es para recordar.
Para celebrar esa época tan linda.
Y para que en este nuevo tributo a Italia ’90 —como el del miércoles en el Museo de los Niños— también hagamos espacio para lo nuestro.
Para que se escuche con fuerza la música que nace aquí.
Porque la identidad no se compra… se compone.

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