San José, Costa Rica. Tras acompañar a estudiantes de todo el país en el proceso de exploración vocacional, dentro de Plasma 2025, un equipo de expertos en orientación vocacional ha identificado cinco habilidades blandas en las que la juventud costarricense muestra brechas importantes. Estas a su vez, coinciden con las competencias más demandadas en el mercado laboral actual y las que organismos internacionales proyectan como esenciales para 2030.
Las Competencias Plasma, reconocidas por su enfoque práctico para que los jóvenes exploren áreas como tecnología, debate, negocios, creatividad o salud, han observado que estas capacidades influyen directamente en el rendimiento de los participantes, independientemente de la disciplina elegida.
Un laboratorio nacional de talento: más de 5,000 estudiantes en todas las ediciones
“Desde su creación, Plasma se ha convertido en uno de los esfuerzos más amplios del país para conectar la orientación vocacional con la práctica real. A lo largo de sus distintas ediciones, el programa ha impactado a más de 20,000 costarricenses, provenientes de todas las provincias.”, comentó Elisa Meza, orientadora a cargo de Plasma.cr.
La experta añadió que esa escala permite algo poco común en programas de orientación vocacional: una radiografía nacional del desarrollo de habilidades blandas. La diversidad de contextos, disciplinas y desafíos proporciona datos comparativos que ayudan a identificar tendencias claras:
- Habilidades que se fortalecen rápidamente cuando hay acompañamiento.
- Habilidades que muestran rezago sostenido.
- Diferencias entre regiones, niveles académicos y áreas de interés.
Esta información no solo sirve para ajustar las actividades del programa, sino que se convierte en insumo para centros educativos, entidades públicas y privadas y así, empleadores.
Las cinco habilidades con mayor oportunidad de desarrollo
1. Persuasión. Muchos estudiantes llegan con ideas bien planteadas, pero tienen dificultad para explicarlas con claridad o sostenerlas ante otros. Esto se nota en debates y trabajos colaborativos, donde deben argumentar bajo tiempo y criterios definidos. Las dinámicas del espacio les permiten practicar cómo organizar un mensaje, priorizar argumentos y comunicar el valor de sus propuestas.
2. Liderazgo. En actividades que requieren distribuir tareas, asumir roles o tomar decisiones rápidas, varios jóvenes muestran dudas o poca iniciativa. Las simulaciones utilizadas en la competencia exponen esta brecha y ofrecen un entorno donde pueden ejercitar la coordinación de equipos, la responsabilidad individual y la toma de decisiones en situaciones que imitan el contexto laboral.
3. Pensamiento crítico. Al enfrentar problemas abiertos, muchos participantes optan por soluciones rápidas sin analizar alternativas o justificar su selección. Los retos de ciencia, tecnología y resolución de casos revelan esta necesidad de refuerzo. Las actividades están diseñadas para que deban explicar su razonamiento y evaluar información con mayor rigor.
4. Expresión oral. Aunque los estudiantes manejan el contenido, una parte importante experimenta inseguridad al presentar ideas frente a un grupo. Las exposiciones y defensas de proyectos lo evidencian de forma continua. La práctica repetida y la retroalimentación inmediata ayudan a mejorar la estructura del discurso, la claridad del mensaje y la seguridad al hablar.
5. Manejo de la frustración. Los cambios de última hora, errores técnicos y los resultados inesperados generan bloqueos en muchos jóvenes, sobre todo cuando trabajan fuera de su zona de confort. Las actividades del programa incorporan condiciones de presión moderada y acompañamiento profesional, lo que crea un entorno donde pueden aprender a ajustar estrategias y continuar pese a la dificultad.
“Lo que vemos en las competencias es un reflejo claro: los jóvenes tienen talento y creatividad, pero necesitan herramientas para comunicar, analizar y manejar presión. Si trabajamos estas áreas a tiempo, ganan ellos y gana el país”, señala Meza.
Alineadas con el futuro del trabajo
El análisis de Plasma 2025 confirma que estas cinco habilidades coinciden con las tendencias internacionales señaladas por el Foro Económico Mundial, que en su Future of Jobs Report identifica las competencias humanas y cognitivas que tendrán mayor peso hacia 2030. Entre ellas destacan:
- Pensamiento analítico
- Pensamiento creativo
- Inteligencia emocional
- Liderazgo e influencia social
- Resolución de problemas complejos
- Aprendizaje activo y estrategias de actualización
- Resiliencia, flexibilidad y tolerancia al estrés
- Capacidad para trabajar en equipo
- Pensamiento crítico y toma de decisiones
- Comunicación clara y efectiva
“Todas estas habilidades comparten dos características: son difíciles de automatizar y se vuelven determinantes en un mercado laboral que evoluciona con rapidez. En esa línea, el trabajo de Plasma permite observar cómo estas competencias pueden fortalecerse desde etapas tempranas, cuando los estudiantes enfrentan retos reales, colaboran, presentan ideas y gestionan situaciones bajo presión”, finalizó la experta de Plasma.cr.
El análisis de Plasma 2025 sugiere que, si el país invierte en fortalecer estas competencias desde la educación media y técnica, Costa Rica podría reducir la brecha entre el talento joven y las necesidades reales del mercado laboral.
