Alex Murillo I Nota de Prensa l redaccion@laesquina506.com
Los costarricenses son fieles seguidores del tango y eso lo ha comprobado el embajador Oscar López Salaberry, quien, desde su llegada al país se convirtió en el principal difusor cultural de su plateada tierra. Su tesis la corroboró el pasado domingo 28 de agosto, durante la presentación gratuita de “Gardel para las madres”, realizada en el Museo Nacional junto a la Banda de Conciertos de San José.
Aquella convocatoria fue un éxito rotundo, un taquillón. Ni López Salaberry ni los del Museo ni el resto de los músicos, esperaban un auditorio tan generoso y tan amplio; no quedó un espacio, llegaron aproximadamente 700 personas y esperaban a lo sumo 300.
Aparte de los temas de Gardel, hubo cátedra de baile. El propio López Salaberry bailó “A media luz” con Ofelia Deschamps y “Volver” con Alexandra Tinoco. Entonces, como estaba Nelghy Bonilla aplaudiendo, López la invitó a bailar y ella lo complació. Abrazos para ellas, satisfacción para el público y ovación para el tango.
La Banda de Conciertos de San José entregó lo mejor de su talento y de sus acordes; estaban emocionados y motivados por la algarabía. Josué Jiménez dirigió con maestría y entusiasmo a sus compañeros. Mientras tanto, el experimentado Iván Quintero, interpretó con su magnífica voz inspiraciones gardelianas como “El día que me quieras”, “Por una cabeza”, “Volver”, “Melodía de arrabal” y muchas más.
Todos los invitados parecían haber ensayado: aplaudían, seguían el ritmo con palmas y demostraban de varias maneras su satisfacción por la música, por el tango, por el amor, la amistad y por las sensaciones que llegan al corazón y mueven cada centímetro del cuerpo.
Juan Bautista Loaiza, Director de la Banda de Conciertos, de mucha batuta y pocas palabras, animado por López Salaberry, dio una noticia que fue recibida con vítores: el próximo 11 de diciembre, Día Mundial del Tango, el mismo elenco, con un repertorio muy variado, volverá a convocar a los tangueros en un lugar que aún no se ha determinado. Eso sí, tendrá que ser en un auditorio más amplio, porque esta fiebre del tango es imparable, no tiene cura. En esa oportunidad se presentará “La historia no autorizada del tango”, original de López Salaberry.
Y es que el público agradece que le cuenten, que le expliquen la historia de ese ritmo que conquistó el mundo, desde sus inicios en 1880 hasta la modernidad, pasando por La Época de Oro, La Depresión y el resurgimiento en los 80y eso, el embajador del tango lo hace rebién.
Precisamente en el museo, una de las facetas más celebradas fue la presentación de “Nocturna”, una milonga candombiana. López hizo una pormenorizada reseña del candombe, como se conoce a la influencia de los ritmos de África en el tango. Original de Julián Plaza, “Nocturna” es una pieza fuerte y bella, que con cierta reminiscencia de candombe nos rescata de una nostalgia implícita en el tango.
Al público también disfruta de las anécdotas sobre la música y los temas que van sonando. Quieren saber de los pasos, de los orígenes y otras particularidades. La verdad es que disfrutan de estas cátedras del bandoneonista López Salaberry.
El legado de Oscar López
Nadie se ha entregado aquí tanto al tango como Oscar López Salaberry. Su tarea empezó siendo embajador de Argentina entre 1997 y el 2.000; una vez afincado en Costa Rica empezó con “Simplemente tango”, en Radio Eco, que convocaba cada noche a los tangueros por excelencia. En aquella legendaria emisora sumó tres mil episodios; ahora el programa se pasa los domingos, a las 4 p.m., por CRC 89.1 y tiene una duración de dos horas, que resultan pocas para documentar todo lo que hay que informar sobre esa materia. Además, durante tres años, produjo y presentó El Barco, en Canal 13. También dirigió durante varios años el espacio radiofónico de análisis informativo Magazine Internacional.
Tocaba guitarra y se hizo saxofonista. Formó un conjunto, empezó a dar clases, a bailar, a soñar y a tocar el bandoneón para que el tango sonara más a tango: hoy sigue en lo mismo y no se detiene, la cuerda no se le acaba. Ha ido a Limón, al norte y al sur a tocar y a bailar: también va a los colegios, a los asilos y ha tocado a cielo abierto en el Mercado Central de San José. Fue el bandoneón el que le permitió subir al escenario del Teatro Nacional con Malpaís y todos sus secuaces.
Oscar va y viene, sube y baja. Es como el tango mismo: inagotable, profundo, misterioso y a veces escabroso. Él nos muestra que cuando se tiene pasión por algo, debemos llevarla hasta todos los extremos posibles y a los rincones más insospechados.
El tango ha crecido mucho más en nuestro país, gracias a esa difusión que él se propuso. Ninguna embajada ha hecho tanto por el tango como él. Eso sí, nunca ha recibido ningún premio y reconocimiento oficial, aunque sí tiene la medalla de oro otorgada por sus seguidores que cada día le dan gracias por su fructífera labor.
La vida es un tango, pero hay que saber bailarlo. Vivamos la vida y no olvidemos que a veces hay que entrepiernarla o tocarle el culo —a la vida—para indicarle que hay que dar vuelta al pesimismo y girar para allá y para acá. Y, hablando de tango, Oscar está envolviendo cuidadosamente el bandoneón en terciopelo negro y lustrando sus zapatos rojinegros para su próximo gran compromiso del 11 de diciembre; sueña con ese día, ensaya, se prepara y se alista para su cátedra más querida y más difundida.
Natural difusor de la cultura de su país, López Salaberry, a quien ahora conocemos como el embajador plenipotenciario del tango, también ha realizado coloquios, colaboraciones musicales, teatro, poesía, ha sido profesor universitario y coordinó una semana dedicada a José Luis Borges.
El tanguero López-Salaberry, exprofesor de ingeniería legal de la Universidad de la Patagonia y quien fuera Ministro de la Patagonia, Argentina, agradece cada vez que puede la oportunidad y el aplauso y el abrazo de bienvenida que le dieron aquí los seguidores del tango, su pan de cada día.