Luis Diego Trejos l Artículo de Opinión l LaEsquina506CR@gmail.com
En los últimos meses, se ha presentado en Costa Rica una preocupante ola de robos a instituciones públicas y privadas. Durante los meses de abril y mayo; un banco estatal, un predio de vehículos nuevos importados y una institución estatal han sido víctimas de una manera que no se había observado en Costa Rica. En estos tres robos, bandas organizadas lograron sustraer más de 38 vehículos, esta nueva modalidad delictiva está obligando a rediseñar los sistemas de vigilancia, protección y seguridad.
La seguridad en Costa Rica se ha deteriorado fuertemente en los últimos años, según estadísticas del Organismo de Investigación Judicial, OIJ, el año 2023 fue el año con mayor número de asesinatos con un total de 907, un crecimiento del 46,5% vs el año anterior.
El robo de vehículos en el país cerró el año 2023 con 4.474, esto significa aproximadamente un carro robado cada 2 horas, según estadísticas del OIJ. Del 1 de enero al 30 de abril del año 2024 las autoridades reportan 1.531 autos robados, un 15,1% más que el mismo periodo del año pasado.
Las cámaras empresariales, los medios de comunicación locales e internacionales y los costarricenses expresan una y otra vez y de muchas maneras que la inseguridad es la principal preocupación de los costarricenses y una tarea pendiente del actual gobierno.
El aumento en el robo de vehículos puede atribuirse a múltiples factores, a continuación, enumero los que considero que son los más significativos:
- Hay una falta de oportunidades laborales de ciertos segmentos de la población, que ha incrementado en los últimos años y que orienta por desesperación a delinquir para subsistir.
- Existen unas serias carencias de infraestructura de seguridad física en muchos predios institucionales, lo que facilita la ocurrencia de este tipo de delitos.
- Hay una fuerte falta de inversión en soluciones tecnológicas de seguridad física, perimetral y tecnológica por parte de las instituciones.
- Tenemos cuerpos policiales que reportan estar escasos de personal, sin suministros y con acceso a poca tecnología.
- Se presenta una impunidad e ineficiencia en la persecución de estos delitos que perpetúan el ciclo de criminalidad.
Para combatir esta modalidad de robo, es esencial que las instituciones públicas y privadas, además de los ciudadanos adopten soluciones tecnológicas que dificulte o impida los robos.
En el mundo existen sistemas de vigilancia modernos, que incluyen: cámaras de alta definición, identificación fácil, reconocimiento de vehículos, alarmas de invasión perimetral, sistemas de inmovilización vehiculares, sistemas de monitoreo vehicular con alarmas preventivas, así como centrales de monitoreo en tiempo real, las cuales servirán para disuadir o impedir que los delincuentes sigan cometiendo estos tipo de delitos y que a su vez pueden proporcionar evidencia a los cuerpos policiales y en los procesos de investigación en caso de un incidente.
Finalmente considero que solos no podremos contra las bandas delictivas. Ellas cuentan con amplios recursos económicos, no respetan las leyes y tienen una mejor tecnología que muchos.
La nueva modalidad de robo a predios de instituciones es una señal de un problema mayor, que debe tomarse con la seriedad que merece y que demanda de una respuesta coordinada y tecnológica.
Las instituciones deben invertir en sistemas de seguridad avanzados, las empresas de seguridad privadas tienen que ofrecer en el mercado soluciones tecnológicas efectivas y el gobierno debe reforzar las políticas de seguridad pública.
Solo unidos como un país, podremos recuperar la seguridad que siempre nos ha caracterizado y que tanto deseamos para nuestros hijos. ¡Recuerden que los buenos somos más!