Alex Murillo I Nota de Prensa l redaccion@laesquina506.com
Cada 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, una fecha para crear conciencia sobre estas enfermedades y destacar la necesidad de prevenirlas, diagnosticarlas y tratarlas oportunamente.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que, en el mundo, 325 millones de personas sufren hepatitis B y/o C. Y que cada año se producen en promedio 1,5 millones de nuevas infecciones de Hepatitis B y C.
La Dra. Marianela Alvarado, gastroenteróloga y profesora de medicina de la Universidad Latina de Costa Rica, resalta la importancia y relevancia que tienen este tipo de enfermedades, debido a que representan un problema de salud a nivel mundial.
Alvarado explica que, las hepatitis virales son virus que tienen la afinidad por las células del hígado, por lo tanto, a estas entrar en contacto y replicarse con dichas células, empiezan un proceso de inflamación y daño del hígado. Este proceso puede generar diagnósticos “agudos” o “crónicos”, lo que significa que, puede ser una enfermedad que se mantenga por múltiples años en la persona afectada. Cuando esto sucede, la hepatitis puede ocasionar otros problemas a la salud, como la enfermedad crónica del hígado o cirrosis.
“Existen cinco tipos de Hepatitis Virales: A, B, C, D y E, cada una con diferentes formas de transmisión y medidas preventivas. En el caso de los tipos A y E se contraen por medio del consumo de agua o alimentos contaminados. Por lo que, para su prevención es de máxima importancia mantener una buena higiene antes de consumir alimentos o bebidas; al igual que, asegurarse de que la manipulación y preparación de los alimentos sea la adecuada. Asimismo, existe en el país una vacuna de prevención para la Hepatitis A”, explica la especialista.
En el caso de la Hepatitis de tipo B, se transmite por medio del contacto con sangre y puede adquirirse en el proceso de parto de madre a hijo, sin embargo, sobre todo se contrae por el contacto con fluidos (semen o secreciones vaginales) durante las relaciones sexuales.
“Algunas medidas preventivas es el uso de preservativos en toda relación sexual en el caso de relaciones sexuales de riesgo, llevar un control prenatal en el caso de las mujeres embarazadas y la vacunación contra la contra Hepatitis B en personas con factores de riesgo y trabajadores del área de salud”, mencionó la gastroenteróloga.
La hepatitis C se adquiere principalmente por el contacto accidental con sangre contaminada. Esto puede ser a la hora de realizarse tatuajes o perforaciones en condiciones insalubres, procedimientos con equipos médicos sucios, por el uso de objetos personales de personas que tengan la enfermedad, el uso de drogas intravenosas con jeringas que contengan el virus, compartir dichos instrumentos con múltiples personas, o bien, por un pinchazo accidental.
Asimismo, puede ser contraído por medio de relaciones sexuales. Como se mencionó previamente, las medidas preventivas consisten en uso de preservativos, al igual que asegurarse que todo tipo de equipo se encuentre estéril. Para este tipo de hepatitis existen medicamentos que pueden llegar a un 95% de efectividad de cura, según Alvarado.
Por su parte la Hepatitis D se desarrolla a partir del avance de la Hepatitis B en los pacientes. De modo que, la manera más efectiva de su prevención es la vacunación en contra del tipo B, así como un diagnóstico y tratamiento temprano de la enfermedad.
“Tanto la Hepatitis A y E produce un diagnóstico “agudo”, mientras que las de tipo B, C y D se presentan casos tanto “agudos” como “crónicos”. Bajo un cuadro crónico se puede desarrollar la enfermedad crónica del hígado, que aumentan el riesgo de hepatocarcinoma o cáncer primario del hígado”, finalizó Alvarado.
La OMS menciona que en el 2019, la hepatitis B causó unas 820 mil muertes y la Hepatitis C causó alrededor de 290 mil fallecimientos, ambas principalmente por las complicaciones propias de la cirrosis cuando está en estadios avanzados, o por hepatocarcinoma (cáncer primario del hígado).
Dicha organización tiene como objetivos:
- Reducir en un 90% los nuevos casos de hepatitis B y C.
- Reducir la mortalidad en un 65% por cirrosis y cáncer de hígado.
- Tratar al menos el 80% de las personas que reúnen criterio para ello.
La especialista, profesora de la escuela de medicina de la Universidad Latina de Costa Rica resalta la importancia de ser conscientes de la necesidad de un diagnóstico oportuno de las hepatitis virales, en especial las que pueden causar enfermedad crónica del hígado o cirrosis, como son la Hepatitis B y C, pues la Hepatitis B tiene tratamiento para controlarla y evitar su progresión a cirrosis y la Hepatitis C actualmente tiene tratamiento, que logra la curación del 95% de los casos.