Pablo Áviles l redaccion@
Este domingo 3 de setiembre arrancó una nueva temporada de Nace una Estrella, en el horario dominical estelar de Canal 7. El estreno estuvo acertado y entretenido. Se nota que la amplia participación de aspirantes y la selección de los finalistas, dejó un grupo variopinto y talentoso. Hay de todo y para todos.
Repetir a los integrantes del jurado no fue exactamente la mejor idea, en momentos tenía pasajes repetitivos con la temporada anterior, los jueces dicen lo mismo, con otras palabras y a veces con las mismas, sin embargo, les daremos tiempo a ver qué pasa con los jueces conforme avance la temporada.
La idea de poner una banda en vivo para acompañar a los participantes fue una excelente idea, lamentablemente los jueces se encargaron de evidenciarla, de corregirla y de decirles a qué volumen deben tocar; esas cosas se pudieron haber visto en los ensayos y es una responsabilidad directa de los productores, no de los jueces.
Edgar Silva, con más de lo mismo, se pasó de confianzudo con la estrella de la noche, Ednita Nazario; aparte de confesar que se le derritieron los helados por el placer de presentarla, guardó poca distancia con ella, se le arrimó mucho y estuvo muy abrazador, como el calor de Puntarenas al mediodía. No debe olvidar que el presentador debe guardar la distancia con los invitados, en este caso con una estrella. Ni tanto que queme el santo, ni tan poco que no lo alumbre.
A Ricardo Padilla, juez distinguido y respetado, un artista de verdad, le pusieron el pelo como el de Jane Jetson, la esposa y mamá de Los Supersónicos. Muy voladas esas canas. Más respeto para este divo, por favor.
A Gustavo Marín, excelente cantante, quien obtuvo el segundo lugar de la noche, no se les debe olvidar afeitarlo en los ensayos, porque se le nota mucho la barba como si tuviera hormigas y no pelos.
Al juez Marvin Araya, señor serio, respetado y distinguido, se le cayeron las medallas en dos oportunidades cuando le dijo a Édgar Silva “mae”; seguramente son amigos muy cercanos, pero al aire, deben guardar la formalidad y dejar de lado las confiancitas.
La presentadora María Fernanda León se las vio a palitos cuando en la sección “La recompensa” tenía que entrevistar a Laura, pero olvidaron darle micrófono y la muchacha casi se cae del sillón azul para llegarle al micrófono, nada costaba darle uno de esos aparatos a cada una. Además, a María Fernanda le quedaba grande ese sofá.
Al final, cuando Édgar Silva estaba anunciando la tabla de posiciones, en el cuadro siempre apareció la cara del pianista que distraía mucho. Más cuidado, no me cuadran esos encuadres.
En cuanto al sonido, tres punticos: a) la calidad del sonido muy buena. b) la mezcla sonora algo indefinida; las voces del coro y del bajo se pierden un poco. c) la voz de los niños, qué es débil por naturaleza, requiere un poquito más de volumen (presencia). En general, la pista o base sonora debe estar en un segundo plano, ya que lo importante es la voz de cada concursante.
Creo que, Rowena y Gustavo Marín, se van a lucir mucho más durante la competencia. Muy buenos.
En la modalidad Niños, el duelo entre Lucas, Jeremy y Maykol se hará notar durante toda la temporada.
Nunca sabremos si la pifia en el intermedio o puente de PORQUE YO TE AMO, que interpretó Maykol, fue de parte del grupo acompañante o del cantante. Y si fue fallo de la estrella que nace, lo resolvió como los grandes y los jueces se hicieron los locos.
Caso inédito el de Valery. Un 10 al grupo acompañante, al jurado y al público. A Valery tendrán que cuidarla mucho durante toda la temporada, es valiosa.
El chamo Jeff. Un buen cierre para la primera noche. Creo que el jurado se dejó impresionar por el venezolano. A mi criterio, algo pirotécnico.
En general, el programa del 7 merece un 7 para empezar, pues queda muy camino por recorrer.
Eso sería.